Aquí estamos de nuevo, una vez
más hablando de historia. A pesar de lo complicado que haya sido este tiempo
transcurrido desde nuestro último coloquio, no se debe parar jamás la
maquinaria del conocimiento. Y sobre todo, nunca es tarde para seguir el camino
hasta ahora andado. Una vez más, seguimos con la tan apasionante guerra fría,
que mantuvo al mundo en el filo de la navaja durante 5 décadas. En esta ocasión
retomamos el viaje desde el punto donde nos detuvimos la última vez, en las
postrimerías de la segunda guerra mundial. El tema a tratar será en esta
ocasión la conferencia de Yalta, celebrada más de un año después de la de
Teherán, en febrero de 1945 y que sería punto de inflexión en las negociaciones
entre los líderes de occidente, Winston Churchill y Franklin Delano Roosevelt y
el dictador soviético, Josef Stalin.
En el plano bélico, durante todo
el año 1944, se van sucediendo los acontecimientos bélicos más transcendentales
de toda la guerra. El año será testigo de la práctica totalidad de casi todos
los países ocupados por Alemania desde 1939 y de la caída de todos los aliados
satélites del régimen de Adolf Hitler. Terminado el año, Francia, Bélgica, el
sur de los Países Bajos, Luxemburgo, Yugoslavia y Grecia han sido liberados;
Finlandia, Rumania y Bulgaria, antiguos satélites alemanes han sido ocupados
por los ejércitos comunistas y pasan a ser dominados por regímenes de terror
comunistas controlados desde Moscú, el estado fascista de Italia creado por
Mussolini en 1943, vive sus últimos días de vida, en Budapest, capital de
Hungría, se combate con dureza por el control del país. Al empezar la
Conferencia de Yalta, en febrero de 1945, Polonia ha sido completamente ocupada
por los soviéticos quienes quedan a menos de 100km de Berlín, Budapest y toda
Hungría han sido conquistadas por el ejército rojo, norteamericanos y
británicos tras vencer a la Wermacht en la batalla del bosque de las Ardenas,
han empujado a los ejércitos nazis hasta el Rin. En el frente de Asia, Birmania
ha sido liberada casi por completo de la ocupación japonesa, Filipinas ha sido
liberada tras 3 años de durísima ocupación por parte del ejército japonés, los
norteamericanos luchan con dureza contra un Japón que ve
a sus enemigos a las puertas de su devastado país.
Los líderes aliados y soviético se
reunieron en Yalta profundamente divididos. En primer lugar, Winston Churchill
acudía a Yalta con la premisa de convencer a sus aliados de aprobar un plan de
posguerra para una Alemania pacificada que por una parte no volviera a suponer
una amenaza para la estabilidad política mundial y que por otra no resurgiera
de la ruina de la guerra como una amenaza para la débil economía británica.
Roosevelt, gravemente enfermo, acudía a Yalta con consolidar su anhelado
proyecto de foro de naciones que tendría como feliz resultado el nacimiento de
la Organización de las Naciones Unidas y con la idea de negociar con Stalin la
entrada en guerra con Japón, nación con la que ha mantenido una débil paz
mientras las naciones occidentales luchaban por todo el pacifico contra los ejércitos
del emperador nipón. Y por último, Stalin recibía a sus aliados con la
intención de renegociar el reparto de influencias en los países del este, y en
especial de Polonia, recién “liberados” por el ejército rojo.
Para hablar de la conferencia de
Yalta he tomado la salomónica decisión de dividirla en tantas partes como temas
importantes se acordaron, que serán tres, cada uno de ellos auspiciado por cada
uno de los tres grandes líderes mundiales. Comenzaremos pues con el primero de
los tan espinosos temas que se negociaron en esta gran conferencia política que
sin duda supuso un hito dentro de la historia de las relaciones internacionales:
el futuro de Alemania una vez acabado el régimen de Adolf Hitler.
Winston Churchill, quien estaba
al frente del gobierno británico desde 1940, acudía a la conferencia de Yalta
con el importante papel de asegurar la supervivencia del imperio británico y su
débil economía así como la estabilidad de la Europa de posguerra. Su principal
temor era que Estados Unidos y la URSS, verdaderos directores de la
conferencia, tomasen la decisión de someter a Alemania a una paz tan humillante
como las de 1919 de Versalles. Para evitar ese nefasto escenario, el premier
británico había ideado multitud de fórmulas para gestionar la Alemania de
posguerra, desde la su fragmentación en varios estados autónomos, hasta la repartición
del territorio germano en varias zonas de ocupación. Todos estos escenarios
ideados por Churchill tenían un denominador común: ser el dique de contención entre
las democracias europeas de occidente y el expansionismo totalitario de Stalin,
quien aspiraba a expandir el territorio de la URSS y su influencia al nivel de
los antiguos zares. Por ello, el problema de Alemania se convirtió en un motivo
de larga discusión entre los aliados y los soviéticos que se alargaría durante
buena parte de la conferencia como diría Churchill mismo, “No se puede arreglar el futuro de 80 millones de personas en 80
minutos”. En un principio de acuerdo, se decidió dividir el territorio alemán
en tres sectores cada uno de ellos controlados por uno de los aliados, haciendo
lo mismo con la ciudad de Berlín, en este punto y tras agotadores esfuerzos,
Churchill consigue introducir en el reparto a la Francia de Charles de Gaulle,
la cual a pesar de haber firmado un armisticio con los alemanes tras su derrota
de 1940, es considerada aliada de pleno derecho. La introducción de Francia
respondía a la búsqueda por parte de Churchill de un socio europeo que
equilibrase el papel de negociador de pleno derecho de las democracias europeas
dentro las futuras relaciones sobre
asuntos alemanes con norteamericanos y soviéticos. De la misma manera se
acuerda comenzar un proceso de desnazificación del pueblo alemán mediante la
caza de todos los principales criminales de guerra nazis, y llevarlos ante la
justicia internacional de los vencedores. Por último, se acuerda obligar a
Alemania el pago de una indemnización por los daños causados por la guerra
comenzada por ellos mismos en 1939.
La manera de tratar a la
derrotada Alemania por parte de los vencedores consiguió su principal
propósito, evitar el arraigamiento de un sentimiento de humillación y vengativo
dentro del pueblo alemán que por segunda vez se veía derrotado en una guerra a
escala mundial. Así mismo el proceso de desnazificación llevado a cabo puede
considerarse como una victoria sociológica para los vencedores, pues
consiguieron que el régimen nazi y su ideología fueran vistos por el pueblo alemán
como lo que eran: un grave error de la humanidad cuya repetición y exaltación es
felizmente hasta nuestros días un grave delito en Alemania. Los vencedores
tuvieron la capacidad y la inteligencia suficiente para ganarse la paz con Alemania
y conseguir la más longeva estabilidad política entre los pueblos europeos
occidentales, que desde la caída del imperio romano hasta la segunda guerra
mundial se habían dedicado a hacerse la guerra unos a otros bajo diferentes
estados, banderas y regímenes políticos.
Espero amigo lector que hayas
disfrutado de este espacio de divulgación histórica. Una vez más quiero
agradecerte que te tomes la molestia de pasarte por mi humilde blog. Te espero
en la siguiente entrada, en la cual hablaremos sobre el segundo tema de la
conferencia: la creación de la Organización de las Naciones Unidas.